miércoles, 23 de mayo de 2012

GENERACIÓN GENOCIDA (I)

Las modas y las etiquetas musicales suelen ser un camino fácil para etiquetar ciertas generaciones de grupos y de estilos musicales, con la arbitrariedad que eso conlleva; no obstante, el ser humano sólo puede concentrar al 100% su atención durante 90 minutos, por eso tales etiquetas suelen ser útiles sólo para desgranar elementos mucho más complejos si se toman uno a uno. La etiqueta "grunge" fue otorgada por la prensa musical, allá por los años 90, a una hornada de bandas de rock estadounidenses que, con origen en el Estado de Washington y los aledaños de la desapacible Seattle, estaban llamados a reescribir la ética y la estética del rock duro y el punk rock setenteros. El triunfo comercial de algunas de ellas marca la salida a la superficie mainstream del llamado "rock alternativo", marca hoy prostituída hasta la naúsea por la industria. El estallido de los sonidos duros y fríos para el gran público tuvo su catalizador en el inesperado pelotazo que Nirvana protagonizaron con el éxito de Nevermind. A partir de ahí, todo sello se lanzó a la caza y captura de sus propios nirvanas, en un fenómeno contradictorio al radicalismo sonoro de muchos de esos grupos.

Tal éxito se explica por la aparición de un nuevo público criado a caballo entre el rock setentero y el descreimiento del punk, unido al progresivo estado de pasividad y desorientación que sume a la generación hija del hippismo la pérdida de valores y causas por las que luchar.

Hoy queda poco de ese conato de revuelta del mercado musical. Pero el legado estético y sentimental se atisba en nuevas tendencias, las cuales, en unos años, seguro que reinvidicarán esa especial sensibilidad como el culmen de una manera de entender el rock que quizá no daba más de sí. Sobra decir que para mí todavía no se ha vuelto a ver semejante desfile de genialidad tan agolpado. Generación coherente o simple fruto de la casualidad, la mezcla, como digo, de rock ledzeppeliano, heavy primitivo, los Stooges, Pixies y pop tradicional dieron como resultado una época (perdón por el tópico) irrepetible. Los ingredientes: melancolía, frustración, éxtasis, angustia, rabia y experimentación a un nivel asequible.


Los resultados, en breve.

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